ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

sábado, julio 31, 2004

Salió de la nebulosa

Quilmes no había metido goles en la pretemporada y ayer se le dio: venció 1-0 a Argentinos, con un tanto de Bastianini. Después el Bicho se desquitó y ganó 2-1.



MAR DEL PLATA (CORRESPONSAL). "La suerte de principiante no puede fallar", dice un tema de Los Redondos y vaya si esto se puede acomodar a lo que le tocó vivir a Pablo Bastianini ayer ante Argentinos, en uno de los dos partidos que se jugaron en Mar del Plata. Desde que llegó a Quilmes, hace un año, nunca había tenido la posibilidad de jugar como titular en el primer equipo y ayer, ante la contractura de Ariel López, Alfaro lo mandó a la cancha para hacer dupla con Carrario. Y cumplió. Encima, el gol de la Bestia Bastianini, ante el Bicho, le sirvió a Quilmes para dejar atrás la racha de empates en cero ante Huracán (TA) e Instituto y para seguir aceitando la nueva máquina quilmeña luego del éxodo de jugadores. Bajo una intensa neblina se disputó el encuentro entre los titulares de Quilmes y un mix de Argentinos, donde el equipo de Alfaro fue superior al de Batista. A pesar de haber hecho un mezclado entre titulares y suplentes, se notó la idea que quiere plasmar el Checho en la cancha: un equipo corto, con dos volantes centrales en el medio, tres en el fondo pero con carrileros de ida y vuelta, y dos puntas. Una mezcla de experiencia y juventud, eso es el nuevo equipo de La Paternal. La misma idea se plasmó en el segundo partido, que Argentinos ganó 2-1, con un mejor funcionamiento colectivo.Quilmes se fue contento de Mar del Plata. Aprovechó para reencontrarse con la victoria y también con la realidad de Bastianini, quien su gol tras dejar dos jugadores del Bicho en el camino y definiendo suavemente al palo derecho del arquero, cuando éste no llegaba a achicar el ángulo de tiro. En fin: golazo.Pero hubo otro destacado en Quilmes: Andrés Pérez, quien asistió a la Bestia en el triunfo del Cervecero. Cuando ya se añoraba a Meléndez, apareció el cafetero como una muestra que confirma aquello que los Redondos vienen diciendo desde hace bastante.

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