ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

domingo, agosto 15, 2004

La Academia metió chipote y a la bolsa

No jugó bien, no tuvo la pelota, casi no generó ataque, pero Racing encontró a su salvador: el Chapulín Cardetti. La primera que agarró fue adentro y chau al Bicho.




Andá y deciles que se jugó mal. Andá y deciles que Argentinos manejó la pelota durante gran parte del partido. Andá y deciles que Racing jugó en un 90% muy lejos del área de Marcos Gutiérrez. Andá y los hinchas de la Academia, como mínimo, te largan un sopapo en la oreja. Por inoportuno. Por pesimista. En Avellaneda se respiró aire de locura, de delirio total, porque pese al descreimiento de Fillol porque no le llegaron más refuerzos, la tribuna bailó al compás del Chapulín Cardetti, el hombre que trajo lo que más hacía falta en un equipo que llega poco: gooool. ¿Entonces cómo les decís que no griten la palabra campeón? ¿Cómo le bajás temperatura a la sangre si las victorias maquillan las falencias y todo es posible? Andá y deciles, pero ellos ya tiraron el alambrado y sueñan.El primer paso, dicen, es el más difícil. Se generan muchas expectativas sin haber visto el equipo en cancha y por eso las presentaciones suelen estar lejos de lo que se maquina. Y entonces es entendible el silencio que hubo en las tribunas locales cuando el balón corría de punta a punta pero en los pies de los de colorado. Racing no tuvo enlace, careció del hombre unión entre las líneas de ataque. Adrenalina, por momentos exagerada, en un Mannara que no desbordó ni una sola vez. Cabeza fría para pensar de Mirosevic, pero sin continuidad para arrimarles la pelota a Lisandro y a Cardetti. El equipo del Pato pateó por primera vez al arco a los 35 minutos: y fue luego de un centro y una serie de rebotes, nada de jugada elaborada. Y ahí brilló el Bicho. Toque. Toque. Y... se apagó. Seguramente, con un delantero más potente, con polenta para aguantar, la historia hubiese sido diferente. Pisculichi no está para esos sacrificios, Oberman picó, centreó, y nada.La explosión final de la gente tuvo un solo responsable: Cardetti. Fue el hacedor del estallido. Estuvo muy cerca en el primer tiempo y, en la segunda que agarró, pim y a cobrar. Luego, casi se lleva el 10 con un remate desde media cancha que no entró por milagro. Ni hablar cuando asistió a Lisandro. No hay dudas: fue chipote y a la bolsa. Andá y deciles.

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