ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

domingo, septiembre 12, 2004

Empieza a ser Bicho

Argentinos pudo perder y mereció empatar. ¿Te suena? Al final, esta vez logró aguantar, aprovechó un cabezazo y al fin sumó puntos (por ahora, suspensivos).



Tuvo que perder cuatro partidos. No uno, ni dos. Tuvo que contradecir a su historia de toque y toque. Tuvo que protegerse para intentar sumar un punto, que no era nada pero al mismo tiempo era un montón, contra un Arsenal que suele mostrar luces para apretar y salir disparado hacia adelante, pero al que se le desconectan algunos foquitos cuando debe asumir el peso del juego. Argentinos tuvo que esperar que un cabezazo le diera lo que todavía no consigue como equipo: una situación de gol clara, limpita, una sin rebotes en defensores rivales, sin tropezones propios.Pero una tarde, Argentinos empezó a ser un equipo Bicho.Sería arriesgado e inexacto asegurar que el 4-4-2 que utilizó Batista fue clave en el resultado. Aportó para que la columna del equipo, los dos centrales y el doble cinco, tuviera otra consistencia. Aunque sólo arrimó peligro con pelotas aéreas: 1) centro de Arce, rebote ?y, sí? en Píriz y zurdazo de De Muner que Limia desvía con la cara; 2) córner que baja Mignini y que Casas no llega a pellizcar; 3) el tiro libre que lanza Marini y que el Gato cabecea al gol. ¿Nada más? Es lo que hay. Porque si Arce y Kmet no llegan al fondo ni meten diagonales, si Marini o Biglia no se deciden a desprenderse y si los delanteros no se pasan la pelota porque casi ni se miran, es lógico que el sistema aparezca deslucido, insípido.Arsenal, entonces, era el que entendía cómo controlar el partido. Jugaba a uno o dos toques, buscaba por abajo a Rivas ?ay, si levantara la cabeza...?- y por arriba a Mazzoni. Pero no conseguía resolver el intríngulis cerca del área de Argentinos porque su ya ensamblada estructura parecía rechazar a Pompei, como si fuera un transplante incompatible: al Tito, ya a esta altura un preciso lanzador, le costará acomodarse a un equipo con volantes dinámicos, acostumbrados a que haya más prisa que pausa.Batista y Burruchaga intentaron buscarse la vuelta, sorprenderse: el Checho con el 4-4-2 de su amigo Burru, y éste con la inclusión de un enlace. Pero fue como si ambos esperaran justamente eso del otro. Como si supieran cómo reaccionaría un amigo. Cuando entró Pisculichi, el que se le pegó fue Ormazábal. Al ingresar Javier Morales, el que retrocedió, lo obstaculizó y encontró panorama al recuperar fue Marini. Siempre en un contexto de imprecisiones, marcas pegajosas y pelotazos (no pases largos: pelotazos) de ambos, Burru quiso apostar a una dupla de tanques sobre el final: fue el primero en leer que el partido se iba a definir por arriba. El segundo fue Mignini...Todo un síntoma: luego del gol, dos veces (una Píriz, otra Biglia) llevaron la pelota hasta el banderín del córner para que el tiempo pasara... ¡Y faltaban seis minutos! Quisieron ser Bichos, pero se les adelantó el cronómetro.

FUENTE