ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

sábado, agosto 13, 2005





Cambio de color


Con Gregorio Pérez en el banco, Argentinos no se puso colorado, dejó el lirismo para otra noche y le ganó bien al campeón con inteligencia y excelente defensa.

El desamparado Argentinos que abandonó Chiche Sosa sin decir agua va, semanas después de parir en la Promoción, le pegó un bife al campéon en su casa. Sin alarde de aquella escuela de fantasía made in Paternal, el equipo de Goyo Pérez consiguió lo que fue a buscar a Liniers. Primero, reducir a Vélez. Después, intentar un golpe de suerte en ofensiva. Y, por último, acovacharse cerquita de su arco y cerrar el partido sin sufrimiento y sin ponerse colorado.

La nochecita arrancó al ritmo del equipo que tenía todas las obligaciones. Gracián marcando el ritmo del medio hacia adelante, Castromán y Enría con movilidad extrema, Bravo picando al vacío por izquierda. Y volantes con defensores presionando en la salida rival. Parecía que el juego lo iba a proponer siempre Vélez, con la personalidad de ser el último monarca argentino, más allá del tropezón ante San Lorenzo en la primera fecha. Pero todo duró diez minutitos. Suficientes para que la visita comenzara a leer el partido y reacomodara piezas.

Si el volante izquierdo pica tanto pero no saca boleto de vuelta, metamos a nuestro ocho sobre las huellas que deja, pero con la mirada siempre adelante pensó el uruguayo Goyo. Y ahí fue Machín, para trabajar en ese campo, a medias con Pisculichi para hacerle el 2-1 a Bustamante. La intención se tradujo en hechos... Piscu la puso bajo la suela, Pellerano y Bustamante fueron tras él, Machín picó al vacío con Bravo a 30 metros de su posición y el remate-centro terminó del otro lado con Córdoba empujando al gol. Ah, Cubero perdió al goleador, en lo que era su responsabilidad mayor, puesto que de atacar, nada.

Pero cuidado. Un sólo movimiento táctico no te cambia un partido. Sí la actitud de mantener en alto las ideas útiles y descartar las nocivas. A ver... Como Vélez no tuvo una referencia de área, los centrales Pareja y Herbella no se conformaron con esperar algún visitante fortuito. Dieron el paso adelante y cortaron el circuito donde era necesario. Otra cuestión: si físicamente te cuesta, si tenés la sensación de que el rival pica y te supera, hay una opción potable. Y la utilizó el Bicho. Reagruparse, unir líneas y cuando se logra poner la bola en tres cuartos de cancha, hay que aguantarla para darle tiempo a que el equipo mueva sus bloques. Pisculichi hizo a la perfección la tarea de proteger la pelota y darle aire al resto.

¿Y el campeón? Anduvo al ritmo de la gente. Relax en el primer tiempo. Y un poco de exigencias en el segundo. Cuando sonó el "dale campeón, dale campeón", Vélez amagó con despertar. Castromán puso quinta un par de veces y Pontiroli se tuvo que revolcar. Bravo recordó cómo lastima cuando llega al fondo, y lo logró otro par de veces. Y no mucho más para el team de Russo. Ni siquiera metió miedo en los 45 minutos finales con un esquema 3-3-1-3. Sí, Castromán-Valdemarín-Enría, tridente de ataque más Gracián para asistir.

Nuestro sorprendente fútbol no permite aburguesamiento. Argentinos puso en evidencia al campeón y le ganó jugando a lo que podía. ¿Se fue preocupado Vélez? Sí. Pero sin olvidarse que en el arranque del Clausura ganó sacó dos puntos sobre nueve. Ninguno se puso colorado.

Una Córdoba sin Rolyto...
Por: Diego Santonovich.


Llegué a Liniers y noté mucho movimiento. Me dije: "Lindo marco". Una pena, mi vaticinio sólo se cristalizó en la popu visitante. Se conoce que había muchos en el barrio que querían aprovechar el fin de semana largo... Mamá, precavida, me instó a que me llevara abrigo. "No, viejita, si me voy a ver la fiesta del campeón", le retruqué, ingenuo. Zafé porque confié en el legendario instinto materno: en la mochila, encanuté el gamulán, debí echarle mano. Y eso que no jugó Rolyto...

Por suerte, entré en calor a pura roncha, por contagio ante la auspiciosa convocatoria del Bicho, por la confirmación de elementos de la cantera, siempre prolífica. Nico Pareja, fina firmeza, bueno sería disfrutarlo largo rato. Gastón Machín, emocionante trajín, importante también en ofensiva. Y Cordobita, sorprendente goleador, portador de genuinos genes de Argentinos, basta con verlo pisar la bocha según los lineamientos de la escuela histórica. Tres puntos en sede ajena, en el debut, y con varios nuevos, invitan a creer que la nutrida emigración tras el Clausura, con el Goyo bajo la gorra, tendrá veloz solución.

Habrá sido el rocío, o algún fenómeno termostático. Lo cierto es que, tras el final, hasta que entré en tierra santa (léase La Paternal), seguía tiritando. Con afán de pronosticador, anunciaría que, tras dos caídas al hilo, por Liniers se aguarda una ola polar duradera, eterna.


Uno por Uno

Marcelo Pontiroli (8): Gran debut. Brindó seguridad y se quedó con un par de bolas comprometidas.

Diego Cocca (7): Importante para clausurar su sector. Nunca subió.

Nicolás Pareja (8): El apellido le quedó al pelo. En lugar de un defensor, jugó como una Pareja de defensores. Impasable.

Juan Herbella (7): Sacó y entregó siempre fácil.

Ariel Seltzer (5,5): Ganó más de lo que perdió con Enría y Castromán.

Gastón Machín (6): Un tractorcito por la derecha. Recorrido largo y ayuda para todos sus compañeros.

Facundo Pérez Castro (4,5): Compensó cierta lentitud en los desplazamientos con oficio.

Marcelo Sarmiento (5,5): Util para el equipo. Importante para ensuciarse y obstruir.

Matías Córdoba (6): Su aporte fue el gol. Flojo con la pelota.

Leo Pisculichi (6,5): Fino y creativo. Tiró pases atrevidos.

Silvio Carrario (5): Trabajó para el equipo. Le faltó la puntada final.

Sergio Zanabria: Lucha y contención. Pablo De Muner: Entró para defender y cumplió. Darío Gandín: Aire para el final.


Córdoba se hace la fiesta en un ratito


Matías sumó su quinto gol en Primera en 361 minutos y todavía no tiene ni un partido completo. Goyo Pérez no lo iba a poner...


Muy extraño el éxito de Matías Córdoba, de 20 años. Debutó con un gol, ante Central en Rosario (1-1), el 10 de junio de este año por el Clausura. Había sido una linda pared con Carrario y todo estaba bien... Pero luego el árbitro Furchi lo expulsó por una falta a Moreira y por pegarle en el piso a su rival. Un mes después, ingresó frene a Atlético Rafaela y metió dos goles en el estadio Diego Maradona, doblete en la Promoción y el Bicho sigue en Primera, con sólo 29 minutos en la cancha. También, le metió un gol a Banfield. Con el de ayer suma cinco en 361 minutos en Primera División (promedio de un festejo cada 72 minutos) y ¡ningún partido completo en los seis que jugó!

Su puesto natural es el de enganche, aunque ayer Gregorio Pérez lo puso de volante por izquierda. No iba a arrancar de titular en el Apertura, la idea del técnico uruguayo era empezar con Gandín y Carrario. Esa era la dupla que ensayó en los amistosos y Matías ingresaba en los segundos tiempos. "Es una gran promesa", decía el DT cuando le preguntaban por Córdoba. Aunque luego hubo una charla de Goyo con el jugador y la situación cambió: titular ante Vélez.

El gol fue una escapada de Machín por derecha, hubo un rebote y ahí estaba Córdoba para meterla. Sus números son lo suficientemente fuertes para demostrar que está para ser titular. Sus goles mantuvieron al Bicho en la categoría y, aunque le falta rodaje y más minutos, las señales que da son demasiado fuertes.

Ayer Pérez lo sacó a los 16 minutos del segundo tiempo. El principal problema de Matías fue que no siente plenamente la función que tuvo ayer, con responsabilidad para la marca, lo que le provocó un mayor desgaste físico. Eso lo perjudicó.

Es de las Inferiores del Bicho, aunque en el 2004 estuvo a préstamo en Arsenal, donde no tuvo chances. La eficiencia de sus goles tenían una particularidad familiar: siempre que la madre le pedía, él los metía. "Me dijo mamá", podría decir...


Fue la remake de Mr. Magoo


Lunati acertó en dos jugadas polémicas... y luego confesó que en realidad no vio nada.

El arbitraje argentino sumó a un personaje de ficción. ¿Quién? ¡Mister Magoo! ¿Cómo? Pablo Lunati le rindió un homenaje al entrañable ancianito que a pesar de sus anteojos, no veía nada y siempre salía ileso de las situaciones más complicadas. Anoche, el árbitro acertó en dos jugadas polémicas y luego confesó que en realidad no había visto nada...

PT 41m: Gracián ejecuta un tiro libre al área de Argentinos y la pelota rebota en la barrera y sale despedida hacia la derecha del ataque de Vélez. Todo Liniers reclama penal por una posible eventual mano y por TV se los ve a Carrario y Pareja que intentan detener el remate como si fueran arqueros de handball. ¿Y entonces? Lunati no sanciona nada y, de casualidad, da en la tecla: en las repeticiones se comprueba que el debutante Marcelo Sarmiento mete la frente y despeja de cabeza. "No lo vi, y no voy a cobrar algo que no vi. Es la verdad...", se sincero Lunati ante las cámaras. Im-pe-ca-ble.

PT 43m: La pelota va al área del Bicho y Pontiroli cae adentro del arco en una jugada que involucra a Enría, Castromán y Cubero. La bola entra, pero... ¿Gol? No señor: Lunati, con mirada seria y gestos decididos, cobra un topetazo de Cubero sobre el arquero y también acierta. "Tampoco vi esa jugada, pero Omar (Costa Pisani, el segundo asistente) me marcó la falta del jugador de Vélez sobre el arquero. Yo no estaba en la posición apropiada para ver el final de la jugada", dijo el nuevo clon de Mr. Magoo. ¿Ficción? No, pura realidad.

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