ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

sábado, junio 11, 2005

Poco para festejar
Central y Argentinos igualaron 1 a 1, en Rosario, con goles de Córdoba y de Rivarola; el punto no les sirvió en la búsqueda de sus objetivos




En etapa de definiciones y cuando los intereses de cada uno hacen valer oro cada punto, un empate está más cerca de significar frustración que alivio. El de Central y Argentinos en el comienzo de la 16a fecha del Clausura, por 1 a 1, desparramó esa sensación de vacío: ni a los rosarinos, que buscaban afianzar su intento de anotarse en alguna de las próximas copas internacionales, ni a Argentinos, en su lucha por escapar de la zona de promoción, le significó mayor provecho.

Argentinos entregó una mejor imagen inicial, en buena medida a partir de la practicidad del juego asociado entre el debutante Matías Córdoba y Leonardo Pisculichi. El equipo de La Paternal disponía de la pelota, salía con rapidez y establecía una pequeña superioridad. Cuando llegó el gol, a los 16 minutos, luego de una combinación entre Silvio Carrario y Córdoba que este último definió con un toque suave tras eludir al arquero Marcelo Ojeda, los visitantes habían acumulado algunos méritos para justificar la ventaja.

Es que a Central le costaba armarse. Ausente Lorenzetti, el enlace natural del equipo, los rosarinos no lograban adueñarse de la pelota. Entonces, su único camino para acceder con peligro a las cercanías del arco de Argentinos fueron las pelotas detenidas. Un cabezazo de Villa y otro de Papa resultaron los primeros atisbos de peligro que generó el equipo de Angel Tulio Zof. De una y de otra manera, parecían intentos demasiado tibios como para aspirar a la igualdad.

Pero como el fútbol suele ser caprichoso, la sola insistencia les alcanzó a los locales para llegar al empate. Cuando faltaban cuatro minutos para finalizar el primer tiempo, un tiro libre de Germán Rivarola, desde la izquierda, sorprendió a Marcos Gutiérrez; la pelota se clavó junto al segundo palo.

Todo transcurría en un contexto bastante pobre. La humedad del piso -llovió en Rosario en las últimas horas- le dio demasiado vértigo al juego, y eso se tradujo en imprecisiones y en jugadores a los que más de una vez les costó hacer pie.

Lo único diferente que se vio en la segunda parte fue la mayor movilidad. Otra vez, Argentinos mostró más criterio para manejar la pelota, pero paulatinamente la ventaja que le dio ese atributo fue disipándose ante el empuje de Central. Con ese único argumento, los locales empezaron a hacerse dueños del desarrollo, pese a que no encontraban profundidad. Argentinos pareció ir sintiéndose cómodo con el empate.

El equipo de Osvaldo Sosa se retrasó y esperó en su campo; la expulsión de Córdoba, cuando promdiaba la etapa -torpemente, le pegó un leve puntapié al paso a Moreira, que estaa en el piso-, también tuvo que ver en eso. Ese momento de dominio no se tradujo en llegadas claras para los locales, y el empate, inmodificable, fue más castigo que premio para los dos.

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