ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

domingo, agosto 15, 2004

EL CENTENARIO: EL CLUB DONDE SURGIO DIEGO MARADONA HOY ESTA DE FESTEJO
Argentinos y los cien años que lo distinguen

Ganó dos títulos nacionales y dos internacionales. Por la gran cantidad de jugadores de jerarquía que sacó se lo bautizó Semillero del Mundo.



Si hay algo que Argentinos Juniors no hizo en sus cien años de vida fue pasar inadvertido. Siempre se movió al compás de infinitos vaivenes, atravesó tormentas inesperadas, se acercó a las cenizas y resucitó fortalecido. Se enriqueció vertiginosamente y se empobreció aún más rápido. Hoy vive, de pie, otra vez en Primera y en su casa renovada de La Paternal. La parábola del tiempo le marcó siempre un camino salpicado de emociones fuertes como una constancia de supervivencia.Argentinos se dio el lujo de sacar de sus entrañas al mejor jugador del mundo: Diego Maradona. De demostrar que esa no fue una mera casualidad porque atrás asomaron Borghi, Batista, Redondo, Cambiasso, Cáceres, Sorin, Biglia y muchos más para fortalecer la dinastía. Esa dinastía con marca en el orillo que desde las divisiones inferiores como un orfebre construyó en silencio José Pekerman.También tuvo el crédito de mantenerse durante más de cuarenta años ininterrumpidamente en Primera, ganó dos campeonatos locales (Metropolitano 84 y Nacional 85) y dos internacionales (Libertadores 85 y la Interamericana 86) y jugó ante la Juventus en Tokio (empató 2-2 y perdió en los penales) una de las finales de la Intercontinental más recordadas de la historia en la que quedó demostrado un exquisito gusto futbolístico. Una escuela en la que estuvo siempre enrolado.Pudo ser el primer equipo chico en consagrarse campeón en el año 60. Cuando todos los equipos reclutaban jugadores extranjeros para alimentar el fútbol espectáculo, Argentinos con futbolistas de pura cepa nacional lideró el torneo hasta desbarrancarse en las últimas fechas para que Independiente se coronase y quedar segundo junto a River.Pero también sufrió pesadillas, como los veinte años de desarraigo. Que lo llevaron incluso a jugar de local en Mendoza y hasta en Miami. O impactos increíbles como no poder ascender pese a consagrarse campeón en el 40 por no tener el estadio en condiciones, o el de dejar un plantel completo en libertad de acción (Redondo incluido).Tal vez alguna porción de gloria habrá olfateado aquel grupo de jóvenes que el 14 de agosto de 1904 se enfrentaron bajo el nombre de Mártires de Chicago unos, marcados fuertemente por el anarquismo de la época, y Sol de América los otros (ganaron los primeros 3-1) y que un día después se iban a unir para fundar en una obra en construcción de Aráoz y Corrientes la Asociación Atlética y Futbolística Argentinos Unidos de Villa Crespo. Un nombre extenso que se redujo rápidamente al actual cuando mandaron a hacer el sello y vieron que abundaban las palabras.De inmediato se cambió el verde por el rojo y se empezó a construir la historia. La de las mudanzas: Villa Crespo, Villa Ballester, Villa Urquiza, hasta radicarse en la manzana de La Paternal desde 1940. De la breve fusión con Atlanta en 1934, la del ascenso del 55 empujados por Pederzoli, el Tano Trigilli y Sciarra, la de la cosecha de títulos con Borghi, Videla, Commisso, el Checho Batista (el que más partidos jugó con la camiseta de Argentinos en Primera) y Domenech como capitán. La del Polo Quinteros en los dos ascensos más frescos. Y por supuesto toda la historia de Diego desde aquel debut ante Talleres una tarde de octubre del 76 hasta el martes pasado cuando el estadio recogió su nombre.Esa es una breve reseña de la historia del club, pero la verdadera historia es la que se conecta con su gente. Cada historia mínima está enganchada con un tramo de esa historia grande. Esa es la que vale, la que tiene cuerpo y alma. La que sigue latiendo en un corazón gigante que se fue alimentando durante cien años.

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