Estudiantes cargó la pesada cruz de sus propios errores
Argentinos golpeó dos veces muy justo y lo desestabilizó
Una mala tarde la puede tener cualquiera. Y a Estudiantes se le cruzó en el momento menos oportuno, aunque en esta dolorosa derrota ante Argentinos Juniors no solamente pesaron los errores que cometió el equipo de Merlo, sino también los aciertos que tuvo el conjunto de Sosa.
Además gravitó la manera en que la visita llegó al gol. En la apertura de ambas etapas (vía Carrario), con el valor psicológico que ello trae consigo, que puede desestabilizar al equipo más seguro y convencido de sí mismo, como lo es sin duda este de Estudiantes.
El propio entrenador albirrojo reconoció que su equipo tuvo una mala tarde, que cometió errores defensivos y que desaprovechó las muchas opciones de gol que generó, pero a partir del momento en que el once de La Paternal se puso 3-1 arriba, con un golazo de Oberman.
Es que a Estudiantes no le quedó nunca cómodo el partido. Sufrió con el toque certero del rival, con su contragolpe, con los desplazamientos de Pisculichi y Oberman que nunca fueron bien tomados, con el resultado y porque tuvo que salir a buscar cuando, de común, el equipo está estructurado para otra cosa.
El equipo de Merlo, se sabe, trata siempre de estar bien parado. Con sus líneas bien sincronizadas. Y a la hora de atacar gravitan mucho los volantes porque el único punta es Pavone, pero rápidamente éstos bajan a tomar posiciones cuando la pelota la recupera el rival.
Ayer se dio la inversa. Siempre tuvo que salir a buscar el resultado. Pudo llegar al transitorio empate (1-1) a través de Pavone (empujó sobre la línea una pelota que metió Basanta que fue a buscar sobre la izquierda un tiro libre que ejecutó Carrusca desde la derecha) pero siempre tuvo que lidiar contra los contratiempos y los imponderables.
Cuando Argentinos le asestó esas dos puñaladas mortales en el amanecer del segundo tiempo, Merlo tuvo que ir pisando sobre seguro para evitar males mayores porque las réplicas del rival eran punzantes. Empezó por el medio, buscando juego pero también intentando frenar al oponente.
Por eso metió primero a Braña (lo sacó a Bastía de flojo rendimiento), después a Chatruc (salió Aquino) y finalmente sí se decidió por Maggiolo en lugar de Maceratesi, porque por los laterales llegaban Angeleri, Krupoviesa y el propio Chatruc, que se volcó algo sobre la derecha.
"Poner dos delanteros no significaba que íbamos a llegar más", fue la reflexión de Merlo, post-partido, para explicar el porque de las variantes que fue ensayando.
Y Estudiantes, cargando con la incomodidad de tener que presionar al rival y poner algún jugador en posición de gol, se debatió con gran entereza, y en esa media hora en que anduvo merodeando el área de Argentinos dispuso de una decena de situaciones, varias de las cuales las frustró el arquero Gutiérrez, en tarde inspirada.
La presión albirroja fue tan persistente que el equipo de Sosa tuvo que replegarse, algo que le resulta incómodo y que no encaja tanto en su filosofía de juego, pero se las compuso para contener al local, sin desdeñar nunca la posibilidad de salir tocando, y en un par de ocasiones salió muy bien en contragolpe, generando alguna zozobra.
Algunos jugadores locales opinaron que el resultado, por las opciones de gol que generó Estudiantes, había resultado mentiroso, pero ayer lo que pesó mucho fueron los errores que el local cometió en defensa, el débil control de marca que opuso en el medio y también su falta de resolución en el área de enfrente.
Además, Argentinos supo qué hacer con la pelota en los pies, siempre intentó jugar en todos lados, golpeó dos veces en el momento justo y liquidó todo con un golazo de Oberman, que resolvió una jugada de contragolpe rematando cruzado desde ángulo muy cerrado.
Esta derrota no llegó en un buen momento. Fue producto de una mala tarde de todo Estudiantes. Y con toda seguridad que dejará enseñanzas y cosas por corregir si es que el equipo sigue manteniendo -seguro que sí- su deseo de protagonismo en este campeonato.
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