ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

lunes, mayo 23, 2005

El Rojo corazón que domó al Bicho raro
Insúa y Agüero se comieron la cancha para levantar la malaria. Y el equipo, a lo guapo, paró a un rival imbatible ante los grandes.




"El único que puede salvar a Independiente es el pibe Agüero", bien podía pronosticar el hincha de Independiente que penaba por cómo tropezaba su equipo, al principio. Y llegó el Agüerazo. Después, a ese pedestal se trepó Insúa, con dos jugadas de otro partido: una, mo-nu-men-tal ("Pocho...Pocho...", coreó fuerte, enseguida, la popular") cuando le sirvió el segundo a ese pibito de 16 años que ya entró en el alma roja porque tiene toda la técnica pero también es puro coraje y prepotencia de delantero ganador; la otra, del 10, fue con su calidad para consumar el triunfo.

Así, en un partido de rompe y raja, frío al principio, recontracaliente en el segundo tiempo, Independiente le arruinó la racha de este Bicho raro que volteaba a grandes aunque se rendía con los de muy abajo. La receta: simplemente tener al Insúa del complemento, y al propio Agüero.

Fagocitados. Los dos emprolijaron la circulación, con una tibieza ofensiva que fue más notoria en el local porque dilapidaba su iniciativa. Argentinos esperaba un poco. Cebaba a Muñoz Mustafá, como si lo invitara a que se le viniera, total, el 2-1 que imponía el devenido lateral, con Orteman terminaba con superioridad numérica atrás. Porque Seltzer andaba sobrecargado pero lo ayudaban Brandán y Galván. Y Argentinos quería meterle el contraataque corto a espaldas de Muñoz-Orteman. Se solucionaba todas, salvo una de Carrario.

Es decir: se arrancaba limpito, pero se moría en tres cuartos. Al local, le pasaba lo que en la jerga maradoniana se define así: anticipo mata precisión. Le comían los tobillos a Insúa (tocaba poco, hacía una de más) y a Frutos. O los molestaban. Intentaban lo mismo con Agüero, pero el pibe metía el cuerpo, se hacía sentir en el mano a mano y con su confianza demoledora. El problema, para el Rojo era que no llegaba bien armado por los costados, salvo las corajeadas de Agüero y un par de proyecciones mal terminadas por Muñoz Mustafá.

Resucitados. El Rojo no tenía punch arriba y era vulnerable atrás. Tiró más al arco, pero arrancó 0-1 la segunda parte. Entonces, ma qué tibieza y frialdad... La cancha fue una caldera. Más allá de la reciura con que se jugó, también talló un inmenso amor propio de los dos, especialmente de Independiente. En el juego, Insúa tocó más, y jugó los 45 minutos como ese Pocho siempre posible. Y Agüero osciló sobre el centro-izquierda, para buscar a Medero. En realidad, se las arregló para arrear a toda la defensa.

Por eso, en momentos de 0-1, 1-1, 1-2, 2-2 y 3-2, "el lujo es un albur", como diría Eladia Blázquez. Y así, el Rojo pudo vivir "la dulce fiesta de las cosas más sencillas", pero auténticas, como lo fue ganar con el corazón...



Ahora, cueste lo que cueste
Por:Diego Santonovich

¿Abajo de Olimpo en los promedios? De no creer, che. Dos veces arriba y terminamos sin nada. ¿Cómo explicarlo? Imposible. Pero reflexiones siempre quedan. Los dos goles de Carrario suman. Sus palabras de entretiempo no tanto. "Hay que alentar en las buenas y en las malas, no sólo cuando hacemos buenos partidos", dijo para la TV. Basta. Un jugador profesional tiene que hacer lo suyo y si no le gusta la disconformidad del público, que se esfuerce por mejorar. El gol del Tweety a Boca le había dado inmunidad hasta el final del torneo y anoche volvió a hacer méritos para ser bien visto por el público, pero que sepa que la gente tiene derecho a murmurar. De aquí en más, es simple: hay que ganar. A priori, nuestro fixture y el de Gimnasia son los más complicados, por lo que el plantel deberá mostrar la grandeza que lo llevó a dominar a los grandes. Sobre todo el domingo, ante un chiquilín, para respirar de nuevo y amargar más (¿se podrá? Ojo con la sobredosis de frío en Liniers) al puntero.

¡Qué caliente!
No es un clásico, pero igual se dieron de lo lindo: hubo 32 faltas y diez amonestados
A decir verdad, el primer tiempo había sido bastante tibio en roces. Quizá un Biglia recurrente en el roce, o unos cuantos foules sistemáticos del Bicho de Sosa para frenar cualquier patriada del conocido Insúa. Pero cómo habrá sido la cosa, a pesar de la ?hasta ahí? llevadera noche de Brazenas, que el tranquilo Pocho comentó en el entretiempo que "resulta raro que un equipo que siempre intenta jugar al fútbol, como Argentinos, cada vez que agarro la pelota no me deja avanzar..." Y cuando uno repasa el vaticinio en Olé de su ex compañero De Muner ("Hay que estarle encima a Fede, fastidiarlo y meterle un poquito la pierna..."), se debe reconocer que el defensor estaba en lo cierto. Así, aunque con un leve agarrón desde atrás, se ganó una amonestación. Una de las diez que tuvo un partido que se calentó con 32 foules. Es más, nadie dudó en meter la suela. Incluso cuatro de los que estaban en capilla se quedarán un fin de semana en la platea. El Rojo perdió a Abraham para enfrentar a Instituto. Lo de Argentinos fue peor. Ante Vélez no tendrá a buena parte del medio: Machín, Marini y Mignini... Encima el juez, dejó pasar un cruce feo entre Marini y Agüero. Y ni hablar de la triple chance que le dio a un Manrique con amarilla: doblete a Machín y coscorrón a Carrario. ¿Fair qué?

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