ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

lunes, julio 05, 2004

Argentinos, grande otra vez

En Córdoba, venció a Talleres por 2 a 1 y regresó a primera tras dos temporadas; Oberman y Quinteros, los goles

CORDOBA.- Suena, al menos, paradójico. Talleres, tercero en el Clausura y con un puntaje que le habría permitido jugar la Copa Sudamericana, descendió a la B Nacional. Sí, aunque parezca increíble, así ocurrió... Pero también sería injusto recortarle méritos a Argentinos Juniors, que regresó a la máxima categoría después de dos temporadas, y de mucho sacrificio. Si, al fin de cuentas, en los dos mano a mano dejó una mejor impresión que su rival. Si siempre se sintió seguro de sí mismo, incluso ayer, ante 25.000 cordobeses, mostró solvencia, se impuso por 2 a 1 y sentenció la historia. Por todo eso, ¡bienvenido, Argentinos!
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Nada faltó en la final, porque de eso se trató. Hubo nerviosismo, emoción, pierna fuerte y llanto, mucho llanto; de felicidad y de desazón. La algarabía caminó por veredas separadas junto con el desconsuelo.
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La ventaja que Argentinos consiguió en el primer partido -se impuso por 2 a 1- acorraló a Talleres; lo sumió en una preocupación que se advirtió en cada esquina de Córdoba durante las horas previas. Esa derrota, más las ausencias obligadas de Maximiliano Salas, con molestias musculares, y de Facundo Erpen, suspendido, maniataron al equipo dirigido por Juan José López, que, aturdido, cayó en el nerviosismo general.
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Talleres tuvo todo en contra. Y, como si fuera poco, la ansiedad se transformó en desesperación en apenas un minuto de juego. Después de un rechazo de Maidana, Oberman le pegó desde fuera del área; la pelota picó antes y sorprendió al arquero Argüello, cuyo esfuerzo resultó en vano. Casi sin proponérselo, Argentinos consiguió la apertura y torció el desarrollo del partido.
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Un dato describió a la perfección la impotencia de Talleres: durante el primer tiempo generó una sola situación de riesgo y fue a los 45 minutos, cuando Velázquez contuvo un remate de De Bruno desde fuera del área. El descontrol creció minuto tras minuto. A la par, Argentinos se sintió seguro con la diferencia.
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La técnica de Biglia y el despliegue de Pérez Castro y de Garipe guiaron al conjunto de la Paternal. El nutrido medio campo respondió con solvencia y controló la pelota sin mayores sobresaltos. Pero ya se dijo: en gran parte fue por la impericia de Talleres, que se quedó sin argumentos ante una situación límite.
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La tensión aumentó de manera paulatina. Los cordobeses atacaron con desorden y con el corazón en la mano. A los tumbos se acercaron al arco de Argentinos. Cuba estuvo a punto de igualar, pero no alcanzó un centro cruzado de Donnet. Argentinos, refugiado, intentó con algún contraataque.
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El desahogo llegó con el empate de De Bruno, de penal, que anotó después de una dudosa falta de Fleitas a Cuba. El remolino cordobés pasó rápido para Argentinos, que mantuvo la calma.
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Mucho más después de que Quinteros desniveló con otro penal, tras una infracción de Cappelletti a Oberman.
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El final se empañó con las expulsiones de Serna -por las reiteradas protestas- y de Quinteros -le dio un puñetazo a De Bruno- y los incidentes. Pero nada arruinó la fiesta de Argentinos, que se siente grande otra vez.
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Disturbios y destrozos en el final
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CORDOBA.- El caos se produjo cerca del final, cuando Argentinos ya vencía a Talleres por 2 a 1. Desde la popular Norte, un grupo de 50 hinchas cordobeses intentó ingresar en el campo de juego. La policía le impidió el acceso a la mayoría, aunque algunos se filtraron -no hubo agresiones- para conseguir las camisetas de los jugadores cuando el árbitro Rafael Furchi marcó el final.
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Los simpatizantes se enfrentaron fuera del estadio con los agentes, que reprimieron con gases lacrimógenos y balas de goma. Según se informó, un policía sufrió una herida de arma blanca y hasta anoche no había detenidos. Los hinchas rompieron los vidrios de algunos autos en el estacionamiento del estadio Olímpico Córdoba. Uno de ellos fue el de Enrique Vivanco, cronista de la Agencia Córdoba de LA NACION.



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