ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

sábado, febrero 12, 2005

ARGENTINOS 1- RACING 0: FLOJO DEBUT DE RACING, QUE NO SUPO DEFINIRLO NI TUVO IDEAS PARA IR A BUSCAR LA IGUALDAD
Poco juego, mucho roce y tres puntos de Argentinos

Flojo nivel técnico, demasiadas fricciones y pocas situaciones claras. Lo definió Morinigo, en jugada de pelota parada. Racing, sin peso en ataque




Nace una mística en el estadio Diego Maradona: Racing fue el cuarto grande en visitar La Paternal y se fue con la misma sensación de derrota que los tres anteriores: Independiente, Boca y San Lorenzo (en la 3ª fecha va River). Es cierto, el resultado no repartió justicia. Pero la victoria de Argentinos dejó dos cosas claras: que el equipo de Osvaldo Sosa dará lucha en cada rincón y que Racing tendrá que cambiar mucho para recibirse de candidato.

El partido dejó una sensación que se explica con un detalle: después de 14 años, Diego Simeone volvió al fútbol argentino en un partido de esos que él decía que se debían jugar con "el cuchillo entre los dientes".

Argentinos y Racing fueron protagonistas de un encuentro marcado por la fricción, los roces, las brusquedades, los golpes. Todo al amparo de Gabriel Favale, quien fue poco riguroso y permitió ?por ejemplo? un codazo de Carlos Galván a Marcelo Guerrero, un patadón de Galván a Lisandro López, un cachetazo de Simeone a Silvio Carrario...

Así, el partido careció de costados atractivos. Fue apenas mejor Racing, al menos en ese primer tiempo en el que contó con las aproximaciones más claras: un cabezazo de Gustavo Cabral, una chilena épica del Cholo y un desborde de Sebastián Romero al que sólo le faltó un toque de López para transformarse en gol.

Racing tuvo algunos destellos interesantes en sus volantes de los costados (Diego Barrado, a la derecha; Romero, a la izquierda) y solidez en Simeone y Cabral para mostrarse superior. Pero careció de un aspecto clave: contundencia. Dicho de otro modo: sus delanteros no estuvieron a la altura de las circunstancias. Lisandro López no fue el mismo que venía de ser el goleador del Apertura.

Argentinos, a contracara de sus días de gloria y de su tradición, no fue el equipo del tic-tac, del toque y toque. No hubo ningún globetrotter en La Paternal. Casi todo lo contrario: mucha lucha, mucha tendencia al juego brusco, pocas ambiciones creativas. Pero se pareció, sobre todo en el segundo tiempo, a aquel equipo convencido de su juego que en el Apertura se había hecho gigante entre los grandes en el estadio Diego Maradona. Sin brillos, con austeridad, abrazado a la idea de "no regalar nada" y a la de capitalizar cada error ajeno.

El complemento siguió teniendo las mismas carencias estéticas, pero con un ritmo menor y con menos fricciones. Pero siguieron brotando las imprecisiones y las precauciones. Siguió siendo apenitas más Racing, pero volvió a fracasar en las cercanías del arco de Marcos Gutiérrez.

Otro detalle: Argentinos se animó un poco más, quiso un poco más. Primero insinuó, a los 23: Franco Niell se lo perdió ante Cristian Lucchetti. Y a los 31, golpeó: Leonardo Pisculichi sacó un tiro libre desde la derecha, tocó Carrario de espaldas al arco y Gustavo Morinigo convirtió en la primera pelota que tocó.

Lo que siguió fue un testimonio del Racing que su gente no quiere ver: confundido, dubitativo, sin ideas... Del otro lado, La Paternal comenzaba a sentir que en su cancha el único grande es Argentinos.


LA CLAVE: La virtud del oportunismo
Argentinos tuvo una virtud de la que Racing careció: la capacidad para aprovechar sus instantes favorables. Y ese oportunismo, en un partido luchado, con muchas fricciones e interrupciones, terminó siendo decisivo. Por contar con eso, festejó Argentinos.


MUCHOS HINCHAS DE RACING QUEDARON AFUERA Y HUBO DISTURBIOS
La gente la pasó mal


No es novedad que la hinchada de Racing está bajo la lupa de la Justicia. En el verano, una bomba de estruendo que salió de la tribuna de la Academia hizo que el partido contra River, que se estaba disputando en Salta, se suspendiera. Incluso, cuatro integrantes de la barrabrava del club quedaron detenidos por ese incidente. Pero los problemas con la hinchada no se detienen.

Ayer, un grupo de 20 miembros de la Guardia Imperial, el grupo mayoritario de la barrabrava de Racing, estaba acomodando una bandera unos minutos antes del inicio del encuentro. Según trascendió, la intención de este grupo era retrasar el inicio del partido para demostrar que son el grupo que manda dentro de la hinchada. Igualmente el partido comenzó a tiempo.

Además, antes del ingreso al estadio, algunos integrantes de La Guardia Imperial se cruzaron con otra facción de la hinchada de Racing con la que están enemistados: el grupo Del Morro. Entre ellos hubo enfrentamientos, corridas e insultos. Como si eso fuera poco, en la esquina de Juan Agustín García y Caracas hubo un cruce en el que volaron piedrazos y botellazos entre hinchas de Argentinos y de Racing.

Otro detalle que llamó la atención: se encendieron dos bengalas en la tribuna local. Resulta difícil de explicar esa presencia de pirotecnia en el estadio, sobre todo si se tiene en cuenta la gran cantidad de inspecciones y suspensiones en las diversas canchas, que fueron generadas por la tragedia de Cromañón.

Para colmo, por la expectativa que se había generado para ver el debut de este Racing en el Clausura, se agotaron las 5.800 populares visitantes que se habían puesto en venta unos minutos antes del encuentro. Sin embargo, hubo por lo menos 7.000 hinchas ?muchos de ellos ingresaron sin entrada, pasando por encima los controles? en la tribuna que da a la calle Boyacá. Y no sólo llenaron la tribuna hasta el tope, sino que la desbordaron, pasando también a ocupar sectores de la platea. Incluso hubo quejas de algunos hinchas que sí tenían entradas y que no pudieron ingresar al estadio Diego Armando Maradona.

Fue una noche en la que reinó el descontrol. Una noche en la que las tribunas sobrepasadas, los enfrentamientos entre hinchadas y la pirotecnia, parecieron contrastar con todos los controles de las últimas semanas.

El héroe paraguayo



Fue el héroe de la noche cuando nadie lo esperaba. Debutó ayer en Argentinos, jugó menos de veinte minutos y tocó pocas pelotas. Pero fue contundente y aprovechó su oportunidad: cuatro minutos después de haber ingresado a la cancha, cuando faltaban 15 para que el partido muriera en un pobre 0-0, apareció para hundir la primera pelota que tocó con la camiseta del Bicho en el arco de Lucchetti y amargarle la fiesta a Racing.

Se trata de Gustavo Morinigo, un volante que maneja bien las dos piernas y puede jugar tanto por derecha como por izquierda, que llegó al club desde Libertad de Paraguay. Es paraguayo, nació el 23 de enero de 1977, en Asunción, integró el plantel de la selección de su país en el Mundial 2002 ?aunque sólo jugó 25 minutos en el partido contra Sudáfrica? y no es nuevo en esto de hacer goles: el 8 de agosto de 2001, en un partido por Eliminatorias, le convirtió uno de cabeza a la Selección argentina, en un partido que terminó 2-2.

Lo sufrió Argentina, lo disfruta Argentinos. Y lo siguen sufriendo los de camiseta celeste y blanca...

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