ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

domingo, agosto 28, 2005

Voleando espero


Pim, pam, pum... Independiente y Argentinos atendieron su juego, el mismo para los dos: todo por arriba, pocas ideas y mucho empuje. Reíte del Bocha y el Bichi Borghi.


Vale la aclaración: este análisis fue escrito a las once y media de la noche de ayer, contra el cierre del diario, y una vez que terminó el partido en Avellaneda. No desconfíe por más que todo lo que vaya a leer lo lleve a pensar que estas líneas estaban listas desde la tarde. O desde el lunes. O desde el preciso instante en que se supo que este Independiente y este Argentinos se enfrentaban en la cuarta fecha del torneo Apertura. Lo que pasa es que todo lo que se suponía que podía suceder entre estos equipos decididos a enterrar aquello de la dinámica de lo impensado, al final pasó. Y si cualquiera se hubiese puesto a hacer un comentario de este partido antes de que se jugara seguro que habría hablado de centros, cabezazos, roces, rebotes, infracciones, movimientos tácticos encadenados, juego entrecortado, poco o nada de fantasía, errores... Y, claro, seguramente habría arriesgado un empate. Es decir, detalles más, detalles menos, todo lo que aquí se expone...

Si este empate, que no rompe el Prode ni mucho menos, no fue 0-0 se debe exclusivamente a que primero se equivocó uno y después el otro. Porque Pusineri puso la cabeza en el lugar incorrecto y peinó para adentro un córner de Carrario. Y porque al fondo de Argentinos, en una de sus pocas equivocaciones, lo sorprendió la llegada de un Pusineri que buscaba revancha, Sarmiento lo barrió en el área y Sequeira no tardó un segundo en soplar el silbato. Antes y después, nada escapó al libreto de los laboriosos Falcioni y Goyo Pérez. Centros hasta desde los laterales ?con Pautasso y Sarmiento?, jugadas ensayadas en la semana para cada pelota parada, un par de cabezazos que arrancaron algún gooouuuu... Y, como un souvenir para recordar viejos tiempos del Bocha Bochini y el Bichi Borghi, aquellos donde estas dos escuelas de fútbol convocaban hasta imparciales, Agüero y Pisculichi. Pero ni siquiera ellos, que se generaron solitos algunas chances, pudieron romper el espejo en el que sus equipos se reflejaban.

Así, austera y trabajadora, fiel exponente de esta cultura del juego de laboratorio que llegó para quedarse en el fútbol argentino, es esta versión de Argentinos que se acomoda arriba pero mira para abajo. Con los pies sobre la tierra y el recuerdo fresco del Clausura, cuando se entusiasmó en el arranque y terminó penando en la Promoción, hasta los últimos minutos, contra Atlético Rafaela. Así, igualita, a pesar de la historia, las obligaciones y las diferencias de individualidades, también es esta versión de Independiente. Con más actitud en algún pasaje del partido, allá por el arranque, cuando empujó un rato hasta que Frutos sacudió el travesaño, y también al final cuando fue a la carga por el empate y la yapa, pero en esencia un reflejo de un técnico vanguardista en esto del rugby-fútbol. ¿Baby-fútbol? No, rugby-fútbol. Con los hookers sacando desde el fondo, los wines bien abiertos y un pack aguerrido para la batalla en el medio. El tema es que, por ahora, el gol no se concreta cuando la pelota pasa por arriba de los postes. Cuando se consigue el resultado al menos queda algo dulce en el paladar. Pero cuando eso no sucede, pregúntenles a los hinchas de Independiente... Porque la gente, por más que sepa que el Rojo ya no es lo que fue, mantiene los sueños de grandeza. Tal vez por eso, a la hora de saludar a sus jugadores, cuando salieron al campo, primero mimaron al Kun Agüero y recién después le tocó a Pusineri. Una curiosidad, ¿o no?

En el camino del trabajo
Por: Diego Santonovich

Los amantes del fútbol podemos darnos por satisfechos, luego de ver un juego (de discreto nivel, es cierto) entre dos cunas de grandes talentos. De nuestro lado (por ahora, disfrutemos), Machín, Pisculichi, Pareja, Córdoba. ¿De enfrente? Agüero, Biglia, Herrón, Cáceres. Ah, los últimos tres nacieron en La Paternal. Perdón por poblar las canchas de talentos. Será cuestión de aprovecharlos la mayor cantidad de tiempo posible. Digamos que hoy día está complicado hacer gala del característico estilo futbolístico de La Paternal, pero aunque nuestro paladar pida otra cosa, debemos acostumbrados a la preponderancia del sudor por sobre los chiches y el fútbol atildado. Ojo, cuotas de éste siempre hay, sobre todo cuando Piscu está con las luces encendidas. Esta es la hora del 4-4-2, de la solidez, del contraataque y de la pelota parada. Vaya como nos vaya de aquí al final de temporada, Goyo nos va encaminando por el camino correcto. Además de la buena cantidad de puntos acumulada (¡qué bueno sería un triunfo en el pendiente con Arsenal!), el andar del equipo da cierta tranquilidad: nadie nos supera. Por el contrario, deben temer. La prueba concreta se vio anoche. Para empatarnos, el pálido rival dependió notoriamente de su gurrumín estrella y de algún silbatazo. Es que en el estadio rojo de Avellaneda, en el área visitante se cobra mancha.




Se mira y no se toca


Pisculichi, al que Falcioni había pedido para Independiente, fue el único generador de fútbol de Argentinos y la figura del partido.

Como para no dejar dudas de que su fútbol vale, Leonardo Pisculichi volvió a arrancarles aplausos a los hinchas de Argentinos. Pero esta vez, también a los de Independiente, quienes anoche sufrieron por partida doble: por un lado, al ver que Piscu encaraba (y casi siempre pasaba) a todo rival que se le plantara enfrente; por el otro, al pensar que el pibe con la 10 podría estar jugando en el equipo de Falcioni. Sí, porque el delantero del Bicho fue uno de los primeros pedidos que hizo Pelusa al mudarse a Avellaneda. Y ayer, en los 87 minutos que estuvo en cancha, quedó claro que la inversión era una buena idea.

Pivoteando entre la línea de volantes y llegando para darle una mano al solitario Carrario unos metros más adelante, Pisculichi generó casi en exclusiva los arranques ofensivos de Argentinos. Primero por derecha y luego por izquierda, explotó su manejo y velocidad para desbordar y buscar el centro. Así fue como, por ejemplo, le robó una pelota a Méndez, metió el fierrazo y terminó ganando un córner en el momento en que Independiente más apretaba en el primer tiempo. Y hubo más. Con arranques, gambetas y algo más fue (junto con el Kun Agüero) el único que intentó siempre por abajo. Por eso la ovación desde la popu visitante al verlo salir. Por eso el lamento de los locales. Porque Piscu, quien cumplió 50 partidos en Primera, se mira y no se toca.

100 PARTIDOS EN EL BICHO

Los cumplió ayer Machín contra Independiente, siempre en Argentinos. El volante, 22 años, nacido en Del Viso (Bs. As.), saltó a Primera el 10 de febrero del 2002, frente a Estudiantes (1-2). Tras un paso por la B Nacional (50 partidos), regresó con el Bicho a la A ( otros 50 partidos) y ayer festejó el centenar con la camiseta del Bicho. Felicidades, Gastón, y que cumplas muchos más.

Argentinos trabaja para ponerse al día

No tendrán mucho tiempo libre los jugadores de Argentinos para distraerse luego del empate de anoche. Después del franco de hoy, los dirigidos por el uruguayo Gregorio Pérez retomarán los entrenamientos mañana por la mañana en GEBA. Es que el Bicho tiene pendiente el partido correspondiente a la primera fecha frente a Arsenal, que fue reprogramado para el próximo viernes, a partir de las 20, en La Paternal (se aprovecha que el fin de semana no habrá fútbol de Primera porque juega la Selección).


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