ARGENTINOS FUTBOL Y TOQUE

martes, mayo 10, 2005

Cuidado con el perro


Gustavo Oberman cuenta sus sensaciones tras el triunfazo en la Bombonera. "Me temblaban las piernas", confiesa. Aunque enseguida se agranda: "Me encanta jugar esta clase de encuentros".




Fino Caniche para dejar mano a mano a Silvio Carrario en lo que sería la primera conquista de Argentinos ("ojo, se la quise tirar más arriba, porque tenía miedo de que por abajo no pasara, pero al final le quedó justa al Tweety"). Eficiente Ovejero para asegurar el remate cruzado en su propio cara a cara con Abbondanzieri y, así, abrirle la puerta a la ventaja final ("le pegué bastante esquinado, sabiendo que el Pato iba a estar cerca del primer palo. Igual, cuando vi que él la tocaba dije: "Uh, no puede ser". Encima se puso a correrla y me tapó la visión. Recién me di cuenta de que había sido gol cuando escuché los gritos de la gente y mis compañeros"). Vivísimo Tajungaspul de la calle para olfatear la embalada pierna de Schiavi y fabricar el penal que, de no ser haber sido errado por Galván, habría significado la bajada de cortina, la clausura del match ("quizá por tele no parece, pero él me toca el pie. Y si bien yo podía seguir corriendo, me dejé caer porque no valía la pena").

Gustavo Oberman, el Doberman de la Paternal, otra vez metió el hocico. Triple gracia la de este cachorro de 20 años que en la Bombonera hizo ejercitar de lo lindo las gargantas y las palmas de sus hinchas. "La verdad es que no tengo nada que reprocharle a la noche del domingo. Cumplí el sueño de tener el partido perfecto en la Bombonera. Y pensar que cuando estaba en el túnel, y escuchaba los gritos de la gente, me temblaban las piernas, se me ponía la piel de gallina... Es imponente ese estadio. Menos mal que después me autoconvencí de que estaba entrando a la cancha de Argentinos y me relajé un poco, porque si miraba a la tribuna, se me iba a nublar la vista", le confiesa a Olé el purrete surgido de la más que soberbia cantera del Bicho.

Si hay algo que caracteriza a Oberman es, además de su amor por los perros (tuvo, de los 4 a los 19 años, a "Bull", un ¡sí, Doberman! que falleció hace ocho meses, y ahora convive con la Rottweiler "Bianca" y la labradora "Negra", dos pupis a los que "mucho no les gusta pasear"), su facilidad para meter tantos en ocasiones hot. Como el que le convirtió a Talleres (2-1), en Córdoba, por la Promoción 2004; el que sirvió para hacerle morder el polvo a San Lorenzo (1-0) en el Apertura del mismo año; o como el que liquidó el pleito frente a Estudiantes (3-1) en este Clausura, única vez que el Pincha no sumó porotos en el torneo. Sí, el punta nacido en Quilmes no la manda a guardar bajo cualquier contexto, sus cuatro gritos no pasaron inadvertidos. "Tengo la suerte de hacer goles importantes. Y si bien creo que es más que nada una casualidad, es cierto que me suelo motivar mucho más en partidos claves. Me encanta jugar esa clase de encuentros", explica el delantero, que cuenta con un promedio Olé de 5,34.

-¿Y el de ayer fue el gol más importante hasta ahora?

-No. Fue hermoso, pero creo que no supera al que le hice a Talleres. Va a pasar un largo tiempo hasta que haga un gol con más significado que ése. Porque ascender con Argentinos fue lo mejor que me pasó hasta ahora, me dio el reconocimiento de la gente... Disfruté muchísimo esa Promoción. Igual, lo de ayer no es para despreciar ni mucho menos. Al contrario, también fue increíble. La verdad es que todos hicimos un partido bárbaro.

-Pero cuando Galván falló el penal, ¿imaginaron que se les venía la noche sí o sí?

-Y, sí... Fue tal cual. Tuvimos que aguantar como locos, nos llovían los centros por todos lados. La que pifia en el área Matellán es verdaderamente increíble. Yo ya me estaba yendo para el medio de la cancha porque había dado por descontado que iba a ser gol. Pero por suerte la defensa anduvo muy bien y logramos mantener la diferencia.

Cachete (como lo apodan en su círculo íntimo), supo festejar ayer por partida doble. ¿Por qué? "Soy hincha de River, y sí, siempre se disfruta el doble ganarle a Boca. Igual, ojo, porque meter un gol y sacar una victoria en el Monumental también me habría puesto cocho", confiesa Oberman, quien, de todas maneras, hoy por hoy sólo tiene la cabeza puesta en lo que suceda alrededor del mundo Argentinos. "Le tomé mucho cariño al club. Yo vine acá a los once años, me formé como persona. De hecho, te puedo decir que aprendí más cosas en el día a día con los entrenadores y utileros de Inferiores que en la escuela", asegura al mismo tiempo que aclara que el secundario está completito.

-¿Para qué está Argentinos?

-Para quedarse en Primera. Tenemos las condiciones para mantenernos, y ya lo demostramos. Igualmente, no podemos confiar en esta buena racha, no tenemos que dormirnos, porque lo que hoy es una buena seguidilla, mañana puede transformarse en mala. Pero lo importante es que dependemos solamente de nosotros.

El ladrido aún retumba por La Boca. Oberman tiene los dientes afilados, espera ansioso la llegada de Gimnasia, "uno de los rivales más difíciles junto con Instituto para zafar de la Promoción". Ya empieza a oler el choque, las orejas bien paradas, la lengua afuera desechando baba. "Ojalá pueda volver a convertir en un partido tan importante como el del del domingo", tira. Cuidado Lobo, hay perro suelto, y sigue hambriento...






Goles que valen y valen

Final por un ascenso. El Bicho había ganado la ida contra Talleres y viajaba a Córdoba. Estaba chivo. Pero apareció Oberman para poner el 1-0 (fue 2-1 al final) y la tranquilidad.

Ya en la A, Argentinos no pudo ganar ninguno de los cuatro primeros partidos que jugó en La Paternal. A la quinta, contra San Lorenzo, fue la vencida: 1 a 0 con gol de... Oberman.

Estudiantes perdió un solo partido en lo que va del Clausura. Fue en la cuarta fecha, 1-3 contra Argentinos. Hubo dos de Carrario y Oberman selló el asunto.

¿Habrá algo más lindo para un hincha de River que dejar a la Bombonera en silencio con un gol propio? Gustavito se dio ese gustito y, sobre todo, de darle el triunfo al Bicho.




Para rematarla, se fue a la Selección


Ayer se entrenó con el Sub 20 que mañana va con Chile. "Lo deseaba profundamente".



De tanto ladrar y morder en los momentos precisos con la camiseta de Argentinos, Gustavo Oberman terminó llamando la atención de Francisco Ferraro, el técnico de la Selección Sub 20 que se está preparando para ir al Mundial que se disputará en Holanda a partir de junio. El entrenador lo citó para jugar el amistoso de mañana ante Chile, en Rosario. "Me confirmaron la convocatoria el viernes, cuando llamaron de la AFA a casa. Igualmente, Chiche Sosa ya me había anticipado que hoy (por ayer) a la tarde me iba a tener que presentar en Ezeiza", le contó el delantero en pleno viaje a Olé, que lo llevó hasta el predio donde se entrenan los 42 jugadores preseleccionados porque el pibe ¡no tenía quien lo lleve a esa hora!

Y, claro, la citación de Pancho lo llenó de chochera, el bonus track de un fin de semana cargadito de flores no podía ser mejor, presente de ensueño si los hay, ¿no, Gustavo? "Esta es una alegría enorme. Por suerte se me vienen dando todas las cosas que deseaba", relata. Igual, el pibe sabe que no tiene que sacar el pie del acelerador ni un poquito. "No puedo aflojar, tengo que seguir por este camino. Porque si te dormís...".

-¿Esperabas este llamado?

-No sé si lo esperaba, pero sí sé que lo deseaba profundamente. Hace un par de semanas había tenido la oportunidad de ir a la Selección cuando los chicos fueron al cuadrangular que se jugó en Panamá, pero me tuve que quedar porque con Argentinos jugábamos un encuentro muy importante frente a San Lorenzo. Afortunadamente esta vez se me dio.

Enhorabuena.


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